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Cinéfilo

Jon Snow: el héroe de Game of Thrones es una gran mentira

Por: Armando Tovar

Aún estamos con la resaca de Juego de Tronos y, a la espera de que lleguen las próximas series del otoño, tenemos que llenar el vacío que se ha quedado de alguna manera. Mientras llegan, seguimos analizando alguna de las tramas que se han creado en esta última temporada. Hemos visto cómo HBO ha salido victorios después de todos los problemas que ha vivido durante estas semanas o alguna de las escenas eliminadas de la serie que algunos consideraban más que necesaria.

Ahora es momento de acercase a la figura de Jon Snow, el que ha sido, sin duda uno de los personajes favoritos del público a lo largo de toda la serie, y más aún en esta última temporada (ojo que aquí vienen los spoilers), por su integridad. Sin embargo, el personaje que parecía no tener un fondo oscuro, quizá sí que tenga una parteno tan buena como podría aparentar en un primer momento. Y todo gracias a algo que, según quedó demostrado en la última entrega, Jon odia más que nada: la mentira.

 



Sabemos que Ned Stark no es el padre de Jon desde hace tiempo, y el rumor que su ascendencia estaba relacionada con la casa Targaryen era un secreto a voces. Pese a los líos de genealogía dentro de la casa del Rey Loco, la confirmación de que Jon era el hijo de Elia, le posicionaba directamente como el sobrino de Daenerys, hermana de Rhaegar y, por tanto, heredero del Trono de Hierro.

 

Quedaba por saber si el nacimiento de Jon, o deberíamos llamarle Aegon, fue fruto de amor o de una violación como se había hecho entender al mundo. Una lectura de Gilly, la novia de Sam, y la posterior confirmación de este ante Bran confirman que no sólo fue fruto del amor de ambos, sino que, además, hubo boda.¡Premio! Jon/Aegon no sólo es heredero, sino que también es el heredero legítimo.

 



Ahora llega la mentira y todo gracias a Ned Stark, «el que no miente». En el momento en el que Ned acepta la petición de su hermana Elia empieza a caerse su imagen como hombre íntegro. Cierto es que su firme decisión era proteger a su sobrino, pero con ello se llevó por delante la confianza de su mujer y su familia.

 

¿Acaso Catlyn no era digna de saber la verdad sobre su familia? Suponemos que tarde o temprano, Ned habría contado la verdad a su sobrino. Simplemente no se imaginó que su cabeza terminaría separada de su cuerpo en Desembargo del Rey. Pero antes casi destruye a su amada manada en Invernalia y a su amada Catlyn por la gran mentira.

 Ned Stark, además, se apoyó en la idea de Rober Baratheon de que su amada Elia había sido secuestrada, violada y matada por la familia Targaryan para fundamentar su guerra. La omisión de la verdad, amigo Ned, también es una mentira. Y lo peor de todo: hacer creer a Rober que su hermana estaba enamorada de él.
Así que cuando Jon afirma que no puede hincar la rodilla ante Cersei porque sería una mentira, algo que su «padre» no le enseñó, está basado en una mentira en sí mismo. Pero esto no es culpa de Jon.

Eso sí, tiene los mismos defectos que su «padre». Sí, el de olvidarse juramentos pasados: Ned se hizo el loco con los votos a Catlyn y prefirió que esta pensase en la infidelidad a decirle la verdad y Jon se ha hecho el loco con sus juramentos de Guardian de la Noche: un trono y un par de amantes no cuadran con los preceptos de los Guardianes de la Noche pese a que haya resucitado.

 

Aquí lo que está claro es que nadie es tan íntegro como parece y que no todo es blanco o negro. Jon debería aprender a mentir con conocimiento de causa, al menos para intentar ganar la guerra que se les viene encima.