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La Kardashian me salvó 

Por: La Neta Pechugona

Cuando tenía aproximadamente 13 años de edad, la moda era traer pantalones a la cadera, blusa de tirantes de spaghetti y prendas que en definitiva podríamos decir que era una moda para flacas. 

Pero flacas en serio, sin nada de nada, porque todas sabemos que los pantalones a la cadera sólo contribuyen a que te salgan los espantosos muffin tops (gorditos queseros arriba de la cadera) y por más cuerpazo que trajeras, contribuían a estar a dieta siempre y, seamos realistas, a casi nadie se le veían bien. 

La moda incómoda

Las blusas noventeras eran tan poco favorecedoras porque por lo regular estaban hechas de un material que se te pega tanto al cuerpo que cualquier rollo de oruga que pudieras tener era casi imposible ocultarlo. 



A mí esta moda me sabía mal, se me veía pa’l perro y lo peor es que siempre me hizo sentir gorda. 

Siempre incómoda, bajándome la playera y saltando inútilmente para que esos jeans se ajustaran a mi suculento cuerpo.

Mis amigas, con sus hermosos cuerpos adolescentes, la verdad se veían bastante bien, aunque hoy en día te pueden decir que, efectivamente, eran incómodos. 

Pero como buenas adolescentes, en ese entonces se sentían fabulosas. 



Seamos sinceros, la verdad es que la moda sólo aceptaba cuerpos flacos y yo crecí sintiéndome mal por mis curvas.

En los 90, las curvas estaban de más, ser talla 30 era un pecado. Es más, si pedías esa talla en cualquier tienda juro que te veían con lastima.

Porque sí, desde que tengo memoria tengo curvas, boobies, pompas carreteras peligrosas por doquier, siempre tuve cuerpo de mujer, no de niña.

Figuras aspriacionales

Y así crecí a dieta, matándome de hambre al ver puras figuras aspiracionales hechas un palo y yo sintiéndome fuera de lugar, insegura y descompuesta, o lo que es peor, enteramente gorda. 

Entonces, un día prendí la televisión y la vi a ella, una mujer súper diferente, ya que no era delgada, tenía curvas en extremo y lo más impactante es que las llevaba con orgullo. 

Esa mujer que hoy en día es altamente criticada y odiada por much@s, para mí fue un respiro encontrarla en las revistas como el símbolo de que las curvas estaban de regreso. Sí: Kim Kardashian. 

Ustedes la criticaran todo lo que quieran, pero para mí Kim fue una entrada a las curvas y un poco al mundo real (aunque ahora esté maxi operada).

Gracias a ella una adolescente empezaba a sentirse  mejor con su cuerpo y poco a poco acepté que tener curvas es bonito, es fabuloso y está bien.

Su presencia en el medio tuvo un impacto tan grande, que los corporativos de la moda comenzaron a considerar modelos con cuerpos «reales» una vez más.

Incluso sacaron ropa para mujeres con curvas y, lo más importante, volvimos a ser consideradas sexys. 

Gracias a ella se abrió el mercado a modelos increíbles como Kate Upton, Ashley Graham, Iskra y muchas más que vinieron a revolucionar el mundo de la moda. 

Que, estoy segura, su presencia hace sentir mejor a muchas; ya no se sienten fuera de lugar porque saben que la belleza viene en diferentes frascos de perfume y todos ellos son igual de bellos. 

Agradecida con «La Kardashian»

La sociedad podrá opinar muchas cosas de «La Kardashian», pero yo siempre estaré agradecida de que su cuerpo suculento me haya hecho sentir mejor conmigo misma, sentirme real. 

Incluso el agarrar una revista y verla ahí me daba seguridad. 

De alguna manera me hizo sentir que mi cuerpo era increíble, que no era la única con curvas en el mundo y que tenerlas «rockeaba».

Es increíble que alguien sin querer pueda cambiar el pensamiento de una generación y ella, sin duda, lo hizo. 

¿Ustedes qué opinan? 

Es por eso que puedo decir que “’La Kardashian’ me salvó”. 

#lanetapechugona

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